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El Perú y el desafío de una nueva independencia

Al celebrar el Día de Independencia del Perú, Carlos Polo, antropólogo social y Director de la Oficina para Iberoamérica de Population Research Institute, nos comparte reflexiones sobre la identidad nacional y la educación.


Hace más de 200 años, los habitantes de estas tierras declararon oficialmente que tenían una identidad propia. Afirmaron ante sí mismos y ante el resto del mundo la realidad de una nación diferente y única. Impulsados por diversos móviles —que no es el caso analizar aquí—, lucharon intelectual y militarmente para establecer un régimen político que permitiera desarrollar su proyecto de país soberano. Los miembros de esta nueva comunidad humana decidieron libremente que les era más propio llamarla Perú y reconocerse como peruanos. Crearon con mucho amor y emoción una bandera y otros símbolos patrios. Se formó un congreso que adoptó la fórmula de balance en 3 poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial, y se promulgó la primera Constitución peruana el 12 de noviembre de 1823. Los dos siglos que siguieron en la historia del Perú fueron una secuencia de luces y sombras, aciertos y errores, patriotismo de muchos junto a las traiciones de unos cuantos. 


Pasados más de 200 años, afrontamos desafíos inmensos ante los cuales lo que hoy peligra es la esencia misma de la identidad nacional. Son muchos los aspectos de la realidad nacional que se ven afectados por políticas internas y externas que vienen minando lo que podríamos denominar “peruanidad”. Actualmente el amor por nuestras raíces culturales ha decaído fuertemente y pocos han reparado en ello. Y quizá parte de este decaímiento obedezca a la omisión en la educación de las nuevas generaciones de aspectos fundamentales del cultivo de la identidad nacional como pueden ser la historia, el patriotismo, la educación cívica, entre otros.


“Lo que pasa es que seguimos sin enterarnos de que estamos inmersos, desde hace décadas, en una guerra cultural… que no mata físicamente, de momento, pero sus bombas ideológicas van destrozando la sociedad”, afirma el periodista español Alex Rosal. En su reciente libro “Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida”, Rosal explica que el campo de batalla de nuestros días es el mundo de la cultura y de la opinión pública donde existen dos bandos bien diferenciados: los impulsores de una sociedad encerrada en la ideología, y del otro lado los que desean una sociedad abierta a la realidad.

Ideología versus realidad son las coordenadas de la batalla cultural actual. 


Poderosas fuerzas extranjeras están minando la identidad nacional con su ideología a través de diversas vías. Hoy se repite que somos “ciudadanos del mundo” sin percatarse que a esa ciudadanía corresponde una obligación de pertenencia política. ¿No existe, acaso, una gobernanza mundial?  Pues sólo basta leer lo que viene haciendo la ONU con la Agenda 2030 en el Perú. En resumen, tras el colorido de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, los planes de desarrollo ya no pertenecen al ámbito de nuestros poderes soberanos del Perú, sino que increíblemente la última palabra la tiene el residente local de la ONU. De hecho, nos imponen una Agenda que implica una determinada manera de pensar y nuestros funcionarios deben viajar periódicamente a Nueva York a informar sobre cómo se viene implementando esa agenda. Como dijo recientemente la presidente Dina Boluarte, vamos a “rendir cuentas”.


Parece que estamos en un mundo al revés con respecto a la época de los peruanos que proclamaron la independencia. Hoy ya no prima la realidad de ser únicos y diferentes, sino que se impone la ideología que viene desde fuera del país. Nos estamos subiendo ingenua y peligrosamente al carrusel arco iris de la teoría de género. No es casual que las Big Tech, las Big Corps, poderosas ONGs, foros y fundaciones internacionales busquen a toda costa y en todo momento imponer su bandera arco iris por sobre la nuestra. Tampoco es casual que todo junio sea el mes del orgullo LGTBIQA+, donde cada día aumentan más letras para albergar más conductas sexuales disociadas de la procreación y crianza de hijos. Medios de comunicación, redes sociales, canales de TV, cine y un largo etcétera embuten a las nuevas generaciones con el discurso del respeto de la “diversidad sexual” y las “minorías sexuales discriminadas”.  Desde la ONU hasta en el fútbol.     


Por supuesto el punto clave es la educación. Los niños son el objetivo. Mientras más jóvenes empiece el adoctrinamiento ideológico, mucho mejor. Muchos años atrás quedó el discurso de comprender al diferente. Ya no se trata de proteger al discriminado. Hoy los impulsores de la ideología buscan imponer un pensamiento único —el de género— a todos los niños, incluso contra la decisión de sus padres. Vamos en la misma senda de esos países donde hombres adultos disfrazados de Drag Queen leen cuentos infantiles a niños de preescolar en las bibliotecas públicas con todos los auspicios públicos y privados que pueda haber. Y aprobaron leyes para que niños y adolescentes aborten o puedan someterse a tratamientos de “cambio de sexo” sin conocimiento o autorización de sus padres. Aquellos padres de familia que se oponen son perseguidos y cancelados. En algunos de esos países, les quitan a sus hijos y son encarcelados.   

Esta ideología que comenzó con el aparentemente inocente discurso de ser ciudadanos del mundo, ha seguido con la Agenda 2030 y busca terminar con la dictadura de género disolviendo el sentido de nación y de peruanidad.


Pero también existen los guardianes de la peruanidad. Aquellos que dan batalla cultural y luchan por conservar los valores fundantes de la nación y el sentido de pertenencia de sus ciudadanos. Aquellos que han asumido la responsabilidad de custodiar su cultura y proyectar su desarrollo libre de cualquier injerencia ajena a las legítimas instituciones que representan al pueblo peruano. Por ahora son pocos, pero van despertando cada día más conciencias. 


Uno de estos esfuerzos por reforzar la identidad nacional se plasmó en la Ley 31745.  El 18 de mayo de 2023 se promulgó la “Ley que declara de interés nacional la introducción de contenidos curriculares sobre educación cívica e historia de la subversión y el terrorismo en el Perú en las instituciones educativas del país”. Su finalidad es promover el fortalecimiento del sistema democrático y la identidad nacional, a través de la introducción de los referidos contenidos curriculares en el Currículo Nacional de la Educación Básica. Por supuesto el MINEDU y las ONGs del sector educación han dado muestra de estar más preocupados por el género que por el amor a la Patria. 


Pero la Patria no depende solamente de las instituciones sino de todos y cada uno de sus ciudadanos. La Patria se construye y mucho más eficazmente con el esfuerzo del día a día. Solo nos toca saber cuál es la parte que nos corresponde y hacerlo con mucho amor.  


La celebración de las fiestas patrias es una inmejorable ocasión para renovar nuestra identidad como peruanos. Pon la bandera en tu casa, no por obligación sino para mostrar tu compromiso con la Patria. Lleva una escarapela y ponte la mano al pecho para cantar el himno muy fuerte: “Somos libres, seámoslo siempre”.   


Espero que este 28 de julio nos conectemos con aquello que vivieron los primeros peruanos y luchemos por conservar nuestra identidad. Hagamos realidad la letra de nuestro Himno Nacional renovando “el voto que la Patria al Eterno elevó”. ¡Felices Fiestas Patrias!


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