¿Puede la inteligencia artificial reemplazar al docente?

La figura del docente con respecto al uso de la inteligencia artificial en el ámbito educativo

Artículo de Eduardo Rojas Cancino, docente del colegio Santa Margarita.

En esta década, la llegada de la inteligencia artificial (IA) está revolucionando el ejercicio de diferentes áreas profesionales, y la educación no ha sido la excepción. La IA está abriendo nuevas posibilidades en el ámbito educativo ya que vemos avances significativos en el procesamiento del lenguaje natural, el aprendizaje automático y la interacción con la tecnología. Es por ello, que el rol del docente en esta nueva era es un tema de creciente relevancia y debate. La pregunta crucial es: ¿puede la inteligencia artificial reemplazar la figura del docente?

En primera instancia, reconocemos que la IA tiene la capacidad de analizar grandes cantidades de datos y adaptar la instrucción a las necesidades individuales de los estudiantes, brindando experiencias de aprendizaje más personalizadas y efectivas. Sin embargo, la interacción del docente con el estudiante seguirá siendo decisiva para el desarrollo de habilidades socioemocionales y el fomento de un ambiente de aprendizaje positivo.

Por otro lado, la inteligencia artificial podría contribuir en la recopilación y análisis de datos para la evaluación del aprendizaje. Estos sistemas pueden rastrear el progreso de los estudiantes, identificar áreas de mejora y proporcionar retroalimentación instantánea. La información recopilada sería invaluable para los docentes, quienes la utilizarían para ajustar su enseñanza y brindar intervenciones personalizadas. No obstante, es importante destacar que los docentes poseen la capacidad de evaluar el progreso de los estudiantes de manera holística, considerando aspectos más allá de los resultados cuantitativos, como la creatividad, el pensamiento crítico, las habilidades de resolución de problemas, entre otros.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que la inteligencia artificial carece de la capacidad humana para establecer relaciones significativas con los estudiantes. Los docentes desempeñan un rol fundamental como mentores, modelos a seguir y facilitadores del aprendizaje. Su presencia en el aula permite el desarrollo de habilidades de comunicación, colaboración y empatía.

A medida que la inteligencia artificial continúa evolucionando, sin duda alguna irá desempeñando un papel cada vez más relevante en la educación, y será necesario que los docentes se adapten y adquieran nuevas competencias. Probablemente en un futuro cercano, la formación docente incluirá la capacitación en el uso efectivo de la inteligencia artificial como una herramienta complementaria en el aula. Los docentes deberán comprender cómo integrar la tecnología de manera significativa, evaluar y seleccionar las mejores aplicaciones de IA y ser críticos en cuanto a su implementación ética.

Podemos concluir reconociendo que la inteligencia artificial ha demostrado ser un instrumento poderoso y prometedor para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Sin embargo, debemos reconocer que la figura del docente sigue siendo irremplazable y es esencial en el proceso educativo. La interacción humana, la empatía, la capacidad de adaptación y la experiencia pedagógica son elementos esenciales que solo los docentes pueden aportar. La inteligencia artificial puede ser valiosa para apoyar y mejorar las prácticas pedagógicas, pero la presencia y el papel activo del docente son indispensables para garantizar una educación integral y de calidad.

Termino con la siguiente afirmación: una educación centrada en la persona solo puede ser pensada y llevada a cabo por personas.